¿Viste aquel capítulo de "El encantador de perros", donde César Millán calmaba instantáneamente un animal estresado, con aceite esencial de grado terapéutico de lavanda?
No fue extraño, quienes amamos a los animales, mientras adoptamos estilos de vida sana, buscamos también alternativas naturales y holísticas para nuestros compañeros animales: los aceites esenciales son una emocionante vía para que todos en el hogar -mascotas incluidas- alcancemos mayor bienestar.
Aceites esenciales y mascotas, 3 excelentes razones
La primera es que las propiedades terapéuticas de las plantas son un recurso fabuloso para todo ser vivo, y es en los aceites esenciales donde se encuentran en mayor cantidad y calidad.
La segunda es que, aunque en los humanos el sentido del olfato tiene importancia, en los animales mucho más. En 2013 se publicó en el Journal of Equine Veterinary Science una investigación que da un ejemplo: caballos con alta frecuencia cardíaca por estrés fueron divididos en dos grupos, mediante un difusor se expuso a un grupo al aroma de aceite esencial de lavanda, mientras que con el otro sólo se empleó aire humidificado, produciéndose una recuperación del estrés mucho más rápida en los que se usó lavanda.
Y la tercera razón es la sobrecarga de los animales con diversos químicos en productos para su aseo, para proteger su salud, e incluso en sus medicinas. Es el caso de los perros y sus problemas con ácaros, pulgas y garrapatas; muchas veces desarrollan resistencia a esos componentes sintéticos, que para colmo suelen provocarles efectos colaterales negativos.
En los Estados Unidos la agencia de protección ambiental EPA ha venido advirtiendo un aumento de informes de reacciones adversas por productos tópicos contra pulgas y garrapatas, incluyendo irritaciones de piel, vómitos y convulsiones.
La buena noticia es que cada vez más investigadores científicos veterinarios están certificando el enorme potencial de los aceites esenciales para enfrentar esto.
Hay mucha investigación científica publicada, una de ellas apareció en 2014 en el Journal of Medical Mycology, revelando que una mezcla de aceites esenciales de lavanda, naranja, orégano, mejorana, menta y helicriso, combinada con aceites de coco y de almendras, y administrada por un mes en perros con la infección fúngica llamada dermatitis por Malassezia, produjo la misma mejoría -por el mismo período de tiempo- que la experimentada por perros de otro grupo, tratados con medicamentos convencionales.
Sugerencias y tips que pueden ayudarte
Utiliza únicamente aceites 100% confiables, sin sustancias extrañas o dañinas, es decir, emplea sólo aceites esenciales de grado terapéutico.
Los animales responden más rápido a la acción de los aceites que nosotros, por eso conviene ser cuidadosos y prudentes, ir paso a paso y de menos a más. Una o dos gotas por vez son suficientes para la mayoría de mascotas, y en cuanto a cantidad debes considerar siempre el tamaño del animal.
Al elegir un aceite, toma en cuenta que perros y gatos siempre se lamen, así que irás más seguro si ese aceite es apto para ingerirse.
Toma en cuenta que hay diferencias entre razas, y aún dentro de ellas cada animal es particular. Si tu mascota rechaza un aceite determinado no lo obligues, puedes provocar rechazo a todos los aceites esenciales.
Sobre todo cuando se emplea en áreas grandes del cuerpo de la mascota, se recomienda un aceite portador como el de coco; también es conveniente para diluir los aceites esenciales para animales pequeños, como gatos. Nunca diluyas los aceites esenciales en agua
Gatos: debes extremar los cuidados, porque son aún más sensibles a los aceites y también a sus aromas, así que preferiblemente asesórate bien antes y no exageres, ni siquiera con los difusores aromáticos. Nunca uses en gatos los aceites de melaleuca (árbol de té), ni de eucalipto, a menos que un veterinario bien experimentado con los aceites esté a cargo.
Perros: para pulgas emplea aceite de limoncillo, agregando 1 o 2 gotas a su champú. Para garrapatas, una mezcla purificante con limón, lima, pino, citronela, melaleuca y cilantro, poniendo una gota de mezcla directamente en la garrapata, o diluyendo y aplicando luego en la herida. En dermatitis, utiliza melaleuca en forma tópica. Y al terminar una caminata larga y calurosa, pon 1 gota de aceite de menta en su agua, para refrescarlo rápidamente.
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